domingo, 5 de junio de 2016

Por eso yo casi nunca digo "Te quiero"



¿Alguna vez os habéis enamorado? 

Una pregunta corta, con una larga respuesta. Bien, si la respuesta es afirmativa, os compadezco, pues, el amor duele. Mucho. Y el amor no debería doler, joder. Sin embargo, te das cuenta de que no es amor lo que estás viviendo sino, una relación tóxica.

Wow. Cuidado. Esas son palabras mayores. Pero es la verdad. Los celos son el primer síntoma de ello. Cuando tu pareja te empieza a reprochar con quién estás o con quién hablas tanto, deberías empezar a preocuparte. O viceversa. Que vemos la paja en el ojo ajeno.

El amor es complicado, por eso yo casi nunca digo "Te quiero". 

No es que no lo sienta o no quiera, es que una parte de mí le tiene terror al significado que esa palabra conlleva. Una vez que uno de los dos lo dice, ya no hay vuelta atrás. Ya se han descubierto los sentimientos y no hay ninguno escondido bajo la manga. Ahora sólo se trata de permanecer o huir.

Suelo optar por lo segundo. No le tengo miedo al compromiso pero, si llevas conociendo a alguien dos semanas y ya te lo dice... algo raro pasa ahí. Amiga, sospecha.

Acabo de salir de la relación más tóxica en la que he estado y me ha costado una semana en el hospital ingresada para darme cuenta. No sabía lo largos que se podían hacer los días ni que una noche pudiera soñar algo que no fuera ella. Ella. La aguja más dañina que pudo atravesar mi piel y envenenarme con su supuesto amor. Que me quería, decía. JÁ. No se puede querer a dos personas a la vez.

De todas formas, no le guardo rencor después de haberme robado la sonrisa ni tampoco después de haberme quitado mi libertad. No le guardo rencor por haberme dicho "te quiero" sin sentirlo ni por haberme engañado. Le guardo rencor por hacerme sentir culpable, por decirme que yo le utilicé y que le había tratado como una mierda. No trato de ponerle la etiqueta de la mala de la película. Esto es una forma de desahogarme al fin y al cabo.

Quiero concluir diciendo que no somos sabios en el amor, pero hay que aprender a diferenciarlo de lo que no lo es y si te hace daño... huye.

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