viernes, 29 de mayo de 2015

La Luna.




Hoy te miro y estás más guapa que nunca.
Esta noche tus ojos brillan
y tu sonrisa se vislumbra
más luminosa.
Otra noche que paso,
observando la Luna.

Tu tez pálida, 
suave,
como de porcelana,
y llena de marcas maduras.
Tus labios reclaman un beso lento,
y tu cuerpo, 
un lento baile. 
Otra noche que paso
observando la Luna.

Ojalá pudiera ver 
contigo cada amanecer.
Ojalá pudiera apreciar 
la belleza fugaz que tú observas
desde tu lugar.
Yo quiero vivir contigo
y cerrar los ojos en tu ombligo
sabiendo que no hay nada más bello
que tú, aquí, conmigo.

Sueño cada noche
que me arropas.
Me das un beso de buenas noches
con esos labios desgastados
de tanta historia.

Tenía miedo a quedarme a oscuras.
Tenía miedo a quedarme sola, 
con mis dudas.
Eso no pasará, porque
otra noche que paso
observando la Luna.


La ventana.

Esa ventana
era su única escapatoria
la miraba por la mañana
y cada segundo
quedaba grabado
en su memoria.

Los pájaros la veían,
triste y abandonada,
en aquel rincón oscuro
tras aquella ventana.

Su cuerpo pedía salir.
Su cuerpo pedía sentir,
gritar, llorar y reír
como nunca antes lo había hecho.

Sin embargo quería morir
agotada, intranquila,
sentía que su vida
se escapaba entre sus años de juventud.

Lloraba nerviosa
tras el cristal de la ventana
quería que alguien
se acercara y la salvara.

Un día decidió escapar.
A pesar de todas las trampas,
consiguió salir de aquel horrible lugar.
Y vio el mundo,
por primera vez,
sin estar tras esa ventana.

Qué repulsivo y tétrico mundo,
el de ahí fuera.
Sus habitantes pasean moribundos
enganchados a la comodidad de la rutina.
Viendo pasar la vida,
sin que nada les llame la atención.

Ni siquiera la vieron pasar a ella
Ni siquiera vieron a la joven que,
alucinada,
pasaba entre ellos
con miedo a tocarles
por si se disolvían.
Parecían hechos de polvo.
Grises y sin brillo.
Tristes y sin juicio.

Decidió, pues,
volver a su ventana,
aquel lugar que le hacía
percibir el mundo triste y dolorido
con más color y alegría.


jueves, 28 de mayo de 2015

Su musa.


Sonreía a los pies de su cama
seguía dormida,
pero pensaba en aquel día.
Recordaba estar tocando su preciada guitarra,
acariciando las cuerdas con la mayor delicadeza,
creando una bella melodía.
De pronto su voz irrumpía 
y rompía
sus esquemas.
Sentimientos a flor de piel,
sus manos temblaban pero su voz sonaba firme.
Su musa, su droga.
Enganchada como un oso a la miel.



Nunca en la historia se había dado el caso
de aquel amor confeso. 
Dicen que todas las historias
comienzan con un beso,
pero esta comenzó antes.
Comenzó con la primera mirada,
el primer acorde que hizo que sus ojos se encontraran.
La sonrisa posterior y el latido de su corazón,
perteneciente a la otra persona.

Desconocía que tantos sentimientos 
se pudieran sentir a la vez.
Solo su musa era capaz de provocarla.
Hasta entonces había sido como un pez,
nadando libre, sin ataduras,
conociendo lugares nuevos,
mareándose en las curvas.
Hasta que la vio.
¿Saben eso que dicen del amor a primera vista?
Eso es mentira,
pero con ella le pasó eso,
o algo parecido. 
Sintió que su vida por fin había encontrado su curso
que las letras de sus canciones por fin tenían su musa,
y que no se iba a separar de ella.

Sintió tantas cosas imposibles de describir,
que las escribió todas en una canción,
tenía tanto que decir,
que al final, todo se le olvidó
y en su lugar, quedó un silencio incómodo.

Todo se volvió negro,
de pronto, sus letras no las sentía.
No necesitaba su presencia.
No le dolía,
su ausencia.
Mi
er
da.

¿Sabes? es curioso el momento,
que decides cortar con todo
Olvidar lo vivido,
o intentarlo,
y soñar con otro.

Ya solo en su cuaderno
quedan los restos
de un verano pequeño
escondido en sus pensamientos.

Ya solo en su cuaderno
quedan los garabatos,
el desconcierto de su corazón
y lo sincero de sus sentimientos.

Ya solo en su cuaderno
quedan todas las palabras
que no le pudo decir a tiempo.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Relato Corto: Sentir

















Hay veces en que es mejor la ficción que la realidad.
Historias que son capaces de quemarte por dentro y hacerte vivir cosas que quizá nunca vayas a vivir. Pueden ponerte en la piel de otra persona. Pueden hacer que cambies tu forma de ver el mundo. De vivir aventuras jamás imaginadas. Rescatar a princesas de sus dragones o luchar en batallas contra ejércitos invencibles y dragones escupe-fuego. Incluso pueden hacerte viajar a lugares recónditos del mundo o a mundos imaginarios. Conocer distintas tradiciones, culturas, sin moverte de tu cómodo sillón, siempre acompañado de una taza de café o chocolate caliente.




Hay veces en que las palabras duelen. 
Veces en las que sientes que con cada letra te vas hundiendo poco a poco. Oyes tu corazón desgarrarse y sientes tu pecho vacío. Sientes cómo cada letra se clava en tu piel y provoca un fino hilo de sangre. Agujereada. Utilizada. Engañada. Perdida. Confusa. Los adjetivos flotan en tu cabeza. Intentas recomponer tu vida, pero esas palabras no se van de tu mente. Son como un maldito tatuaje sin ningún sentido hecho en una noche de locuras. Quieres quitártelo aunque tengas que arrancarte la piel. Otras veces las palabras son las que nos alegran. Las que nos sacan esa sonrisa tonta que no se nos quita en todo el día. Las escribes por todos lados para recordarlas siempre. Sonríes cada vez que alguien dice una palabra de las tuyas. Son bonitas, no puedes evitarlo.


Pero siempre nos hacen sentir algo.

Sentir... bonita palabra.



Hay veces en que las palabras hacen que nos acordemos de momentos vividos, guardados en el baúl de nuestros recuerdos, para sacarlos todos a la vez.

Es curioso el momento en el cual las palabras sobran. Capaces de provocar tantas emociones, de vivir tantas historias o de evocar recuerdos hasta entonces olvidados. Pero llega un momento en que no son necesarias puesto que son incapaces de describir lo que ocurre en el momento en que dos corazones se miran. El momento en el que solo una mirada es capaz de decir mil palabras, de provocar miles de emociones, de vivir miles de historias o de evocar miles de recuerdos. EL momento en el que te ves reflejada en sus ojos. Ojos que podrías mirar eternamente.

Es en ese momento, cuando las palabras sobran e incluso los grandes escritores se quedan sin ellas, cuando lo único que puedes hacer es callar y dejarte llevar.



martes, 26 de mayo de 2015

Querida locura.


Querida locura:


Esta es mi carta de despedida a ti, mi amor fugaz. Escribo para contarte que hace unos días que ocurrió. Cogí el valor suficiente para decirte lo que sentía. Para explicarte que mi corazón se había vuelto loco. Loco por ti. Latía velozmente cuando aparecías y, tengo que reconocerlo, no te ibas de mi mente. Aparecías en lo peores momentos, pero me provocabas una sonrisa que no se me iba.


Esta carta es para explicarte que nunca llegué a descubrir la razón de mi locura por ti. Creo que en conjunto eres tú. Tu sonrisa, tus ojos, tus labios, tu risa nerviosa, tu cuerpo. Tu forma de sentir, tus abrazos, tus caricias. En fin, tú.

Nunca había escrito una carta. Sabes que tampoco soy muy romántica, pero creo que la fecha lo merece. Recuerda este día. Es el día en que me olvidé de ti. No olvidar de olvidar completamente, sino olvidar de mi rincón de los deseos. Borrada, mi pequeña agonía.

No sé si esto fue una especie de castigo. Una especie de penitencia que tenía que cumplir. Creo que ya la he pasado. Has jugado con mi corazón. No digo conmigo porque lo único que te "pertenecía", en cierto modo, era mi corazón, ya que fue él el que se enamoró de ti. No mis manos, ni mis labios, ni mis piernas, ni mis brazos... ni siquiera mi mente. Fue solo mi corazón. Es por esto por lo que no he entendido nunca la razón de por qué esta locura. Es por esto por lo que siempre he sentido que lo nuestro era imposible. Quizá sea por esto por lo que tanto me ha afectado. Creo que el hecho de no tenerte cerca hace que sea incapaz de alejarte de mí. No estás físicamente a mi lado, por lo que eres como una percepción mental que conforme pasan los días se va distorsionando más. Creo que por eso es difícil olvidarte, porque estás en mi mente. No sé si ya eres una creación mía. Si con el paso del tiempo te he ido amoldando y cambiando para crear un ideal incapaz de olvidar. Sé que eres real pero, ¿quién eres realmente? No te conozco. Eres una persona desconocida para mí. Un misterio que jamás podré resolver.

No te guardo rencor a pesar de, como he dicho antes, haber jugado con mi corazón. Has sido de gran utilidad. Me has enseñado los peligros de amar ciegamente a una persona.

Soy una tonta por estar escribiendo esta carta. Sé que tú no la vas a leer y sé que las personas que la lean no les importará. Pero quiero que esta carta sirva de recordatorio de lo que puede pasar. Quiero que sepáis lo ciega que estuve al no haberlo visto antes. Al no darme cuenta de lo que mi corazón chillaba desde su cueva.

Quiero que esta carta sirva como lección para vosotros. Quiero que sepáis escuchar a vuestro corazón para que no os pase lo que me pasó a mí. Para que no sufráis tanto como yo.

Este es el fin de esta carta pero no de mis sentimientos hacia a ti. Sabes que los sentimientos no se van de un día para otro y sabes perfectamente que, algo tan intenso, nunca se olvida. Porque esto fue tan intenso como el café que tengo ahora entre mis manos.

Te deseo toda la suerte del mundo y que encuentres a la persona adecuada a ti. A la persona que te llegue...

Gracias por todo, mi querida locura.







lunes, 25 de mayo de 2015

Relato Corto: Diátesis mórbida


Si te vas y me dejas, llévate este dolor que me quema el pecho. 
Llévate el recuerdo de tu presencia que atormenta mis noches.
Llévate tu aroma impregnado en mi piel.
Llévate mi existencia, porque sin ti, yo no soy nada. 
Llévate mis ojos. No los quiero si no puedo volver a verte.
Llévate mi boca. No la quiero si no puedo besarte.
Llévate mi corazón, porque hace tiempo que dejó de latir.





No quiero tus falsas esperanzas ni tus mentiras. No quiero que me sigas hablando. No quiero que sigas en mi vida porque se me hace muy difícil no pensarte.



No te vayas. No me dejes. ¿Por qué no es suficiente mi corazón? Te ofrezco todo lo que soy, todo lo que me importa. No tengo nada más. ¿Qué más quieres?



Déjame aquí y márchate. Vete de mi vida y no vuelvas.



No te vayas. Quédate conmigo. No soy nada sin ti.


Para qué tanto esfuerzo.
Para qué tantas noches en vela.
Para qué tantas palabras, que ahora vacías, flotan en el aire.
Para qué tantas lágrimas perdidas.
Para qué tantos momentos de rabia. Para qué tantas historias inventadas. Para qué tantos enfados.
Para qué tantas risas.
Para qué tantos sentimientos.
Para qué tantas canciones con nuestra historia.
ambos finales de nuestra historia
y ambos eran perfectos
porque tú estabas conmigo


Para qué, si no estás conmigo.



Hoy he soñado contigo 
ambos finales de nuestra historia
y ambos eran perfectos
porque tú estabas conmigo.

Hoy he soñado contigo...

¿Por qué la gente busca desesperada el amor? ¿No saben que el amor duele? Se entristecen al ver que no encuentran a su media naranja. Desconocen que el mayor dolor solo te lo puede causar aquella persona que amas. Es mejor amarse solo a uno mismo.

Provocas mil sensaciones en un segundo. Solo contigo mis manos tiemblan... y me siento viva de nuevo. 

Te odio.


Te quiero.


domingo, 24 de mayo de 2015

Relato corto: Su droga.

Primer día de silencio;
No dejo de pensarte
aunque quiero olvidarte.

¿Cómo se pone punto final a una historia que no tiene ni un capítulo? Por no tener no tiene ni título. Es tan triste esta historia que solo tiene un personaje. Un personaje aburrido, perdido, enganchado a una droga. Tú.

Este personaje no para de imaginar, de soñar despierto. Observa a las parejas y se imagina una vida contigo. Inocente... Solo tú eras capaz de darle esperanzas para luego quitárselas. Vive en un continuo mareo. En una montaña rusa de emociones. Porque solo tú eras capaz de provocar tales sensaciones.

Segundo día de silencio;
No fuiste lo primero en lo que pensé al despertarme,
pero sí lo único en lo que pienso cuando estoy despierta.

Este personaje sigue enganchado a su pequeña droga. A pesar de que lo que más desea en este mundo es alejarse de su adicción, no puede vivir sin ella, sin su droga. Con ella todo es más bonito. La vida tiene sentido. Cierra los ojos cada vez que la necesita, cada vez que siente el impulso de volver a probarla. No la necesitas, recuerda. 
Pensativo, pero sin pensar en nada, deambula por la calle buscando un roce. Un roce que devuelva el color a su gris vida.

Eres como las últimas gotas del rocío
que permanecen imborrables
en los pétalos de las rosas
o en las memorias de sus amantes.


Has sido un maldito rompecabezas. No sabía por qué, pero no lograba descubrir tu secreto. Tan atrayente. Indescifrable. Pero he logrado descubrirlo. Es por tu manera de sentir, tu forma de sonreír y tus ganas de vivir.

Prometo que no volveré a molestrarte
prometo que no volveré a imaginarte, 
de veras quiero olvidarte, 
si tan solo pudieras quedarte...

Continuamos la historia de este pequeño personaje, que llora triste por no tener a su amada. Él solo la quería con todo su corazón y a ella no le parecía suficiente... Hay veces que un solo corazón no es suficiente.



Relato Corto: Memorias de una escritora.

Esto es un texto que publiqué hace unos años en un blog que compartía con unas amigas. Ellas siguen escribiendo allí, pero yo hace tiempo que necesitaba un cambio. Buscar mi lugar, y esas cosas que suele decir la gente. Necesitaba un sitio propio, algo más íntimo, donde poder ser yo misma y decir cualquier cosa.
 Aquí os dejo el relato:




Memorias de una escritora.

Mis dedos se deslizan por el teclado del ordenador al igual que un músico cuando toca el piano. Parándome a pensar, no hay mucha diferencia entre lo que ellos hacen y lo que yo hago. Crean belleza juntando diversas notas musicales, diversas acordes, que quedan suspendidos en el aire. Yo, por mi parte, creo belleza juntando letras, palabras, espacios...

Hoy me ha visitado mi inspiración. Hacía mucho que no venía y tenía miedo de que se hubiera ido para siempre. Vivía en un vació existencial. Un silencio a gritos, deseando escribir algo. Cuando ella me visita, mi mente crea historias más rápido de lo que mis dedos pueden escribir y, muchas veces, me olvido de lo que tenía que poner. Cuando ella viene a mí, mis dedos y mi mente trabajan en armonía y no hay quien me pare hasta que la historia está resuelta o a mis personajes ya no les quedan ganas de vivir. En ese momento, es cuando decido que les debo dar una tregua. Descansar la vista, los dedos, en fin, el cuerpo. Ahí es cuando decido que debo de tomarme un descanso e ir a por algo de comer. El chocolate siempre ayuda. En el camino, mi mente no deja de crear hermosas historias que van desapareciendo conforme me acerco al ordenador. Parece como si éste fuera una especie de repelente contra buenas historias. Como si las historias de mi mente fueran hojas, acumuladas en un montón, que se vuelan porque a su lado hay una ventana abierta. 

No suelo acabar muchas historias. Opino, que a las historias no se les debe de poner un final. Debe ser el lector quien imagine un final para esos personajes, porque, la mayoría de las veces, cuando le pones un final a un relato, al lector no le gusta ese final. Si, por ejemplo, matas al protagonista, te preguntan: “¿Por qué has matado al protagonista?” o te dicen “el protagonista es el único que no puede morir”. Pues bien, a éstos yo les respondo que creen una historia en la que el protagonista no muera al final, y si tiene éxito, que continúen. Cuando ya llevan varios relatos, le quieren matar.


Siempre llevo un cuaderno conmigo porque la inspiración, mi querida perdición, me visita cuando quiere. Por ejemplo, un día, estaba corriendo y se me ocurrió que mi personaje podría encontrar el amor en un parque mientras corre (soy muy original, lo sé), y que esta pareja podría quedar para hacer footing, en vez de ir a un restaurante a quedar mal porque no saben cómo comer en un sitio romántico. Pero en ese momento, no tenía nada para apuntarlo y cuando llegué al ordenador, cuando me senté a escribir todo lo que había imaginado mientras corría, todo se desvaneció. Observé durante una hora la barra intermitente del documento de Word intentando que volviera la historia tan romántica de cómo dos amantes, dos almas gemelas, se habían encontrado por fin. Pero no ocurrió, esa historia permanecerá suspendida, en como digo yo: “Mi rincón de historias olvidadas y nunca recordadas”. Maldito rincón, si encontrara el camino para llegar hasta allí, crearía miles de historias, pero lamentablemente, no sé dónde está, ni sé cómo ir.


Así que aquí estoy, escribiendo en medio de un “orgasmo de inspiración", como a mí me gusta llamarlo, mientras mis dedos flotan tocando suavemente cada tecla, creando, nuevamente, una historia que puede ser de amor, misterio, miedo, drama… En fin, todos los temas que mi cerebro creador pueda abarcar en una historia.  Hasta que poco a poco, mi cerebro deje de inventar historias. Hasta que mi bella inspiración se marche, cerrando la puerta al salir, dejándome tirada, suplicando cuándo volverá. Hasta que poco a poco, mis dedos se vayan parando y ponga un punto y final. 


Hasta aquí el relato. Espero que os haya gustado. Si queréis visitar el otro blog, os dejo el link. http://dimeaquehuelenlasnubes.blogspot.com.es/

Os dejo que se me enfría el café.

Bienvenidos.

¡Bienvenidos a mi blog!

En esta primera entrada os explicaré cuál es mi idea para este blog. Pero primero os voy a contar la historia de cómo se me ocurrió. 

Últimamente estoy pasando por una época de muchos cambios (y los que me quedan). Tengo que reconocer que estoy creciendo como persona y, debido a todos estos cambios, concibo la vida de otra manera. Ya no salgo a la calle, me pongo los cascos y miro la vida pasar. Ahora la veo diferente. Disfruto de cada momento que vivo, huelo el aroma de las flores, oigo el sonido de la rutina, acaricio cada pared, diferenciando las diferentes texturas. Pensaréis que estoy loca. Puede ser, pero me encanta. 

Siempre me he encerrado en mi mundo. Pensando en mil cosas y, a la vez, en nada. Tengo buena imaginación y hay gente que dice que escribo bien, así que, ¿por qué no empezar un blog donde escriba todo lo que se me ocurre? La verdad es que ya no me quedan cuadernos vacíos... Siempre he necesitado un lugar donde desahogarme. Normalmente era Twitter, pero no entran en tan solo 140 caracteres todo lo que siento. Ya veréis que pienso demasiado en banalidades. Pero yo soy así. 

Quiero que este blog, este pequeño rincón de mí donde expondré todo lo que siento y pienso, sea algo íntimo. Un trocito de mi ser que yo comparta con vosotros y que se quede así. Que nadie más sea partícipe de lo que aquí pasa. Egoísta...

Tengo miedo a abandonarlo. Tengo miedo a olvidarlo y que se quede flotando, junto a otros blogs, perdidos en la web. Espero que no pase. Deseo, que no pase.

Resumiendo, este será mi pequeño rincón donde publicaré relatos cortos, poemas, historias... o hablar de cualquier cosa.
Tengo ganas de ver las historias que se me ocurren porque, nunca sé lo siguiente que voy a escribir.